Un invernadero se destina a la producción de cultivos, dotado habitualmente de una cubierta exterior translúcida de vidrio o plástico, que permite el control de la temperatura, la humedad y otros factores ambientales para favorecer el desarrollo de las plantas.
Un invernadero puede mejorar el control de plagas y regular la temperatura, la humedad y la distribución de agua, y todo esto promueve la buena salud de las plantas y lleva a maximizar la producción.
Con un invernadero puedes controlar el ambiente en el que crecen tus plantas. Esta estructura ayuda a mantener el calor, que es necesario para plantas tropicales y plántulas; la humedad, requerida para que varios vegetales, como los pimientos, prosperen; y ayuda también a mantener alejados animales, pestes y niños pequeños. En un invernadero se puede también regular la cantidad de agua que reciben tus plantas, por lo que las sequías e inundaciones rara vez son un problema. La atracción del invernadero es que puedes extender la estación de crecimiento. Esto es especialmente deseable en climas fríos en los que las épocas favorables para el crecimiento de las plantas duran pocos meses, lo que no alcanza para que algunos vegetales puedan ser cosechados.
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